Por Nikki Rollo, Jannie Martinez, Fiona LaRosa-Waters y Christina Martinez.
Ni una persona más viviendo con la experiencia de la vergüenza corporal y el autodesprecio. Ni un cuerpo más catalogado como indigno de amor. Ni un niño más que reciba mensajes negativos sobre su peso y figura. Ni un momento más perdido por el miedo y la ansiedad. Ni una persona más que reciba atención culturalmente incompetente por un trastorno alimentario.
Ni una persona más pensando que la enfermedad mental no existe. Ni un proveedor más que cometa el error de no hacer preguntas a BIPOC sobre trastornos alimentarios. Ni una voz más silenciada por decir su verdad. Ni un ser querido más que piense que los trastornos alimentarios se pueden solucionar “solo comiendo”. Ni un médico más pensando que el IMC es para todas las personas.
Ni una persona más negada el tratamiento por su compañía de seguros. Ni una broma gorda más en la televisión nocturna. Ni un espacio más diciéndonos que nuestros cuerpos no son bienvenidos. Ni una pérdida más que una familia pueda soportar. Ni un alma más muriendo por ser más pequeña.
Ni un suspiro más irá exhalado sin haberle dado a mi cuerpo descanso, lentitud y calor. Ni un suspiro más quedará exhalado sin haber honrado la alegría en mis huesos que llama a ser celebrada. No gastaré ni un respiro más en hablar mal de mi cuerpo, de mi enfermedad o de mi carácter. No pasará un momento más sin darme la gracia de ser quebrantado y la fuerza para buscar ayuda.